El término start-up significa literalmente comenzar e iniciar algo. De hecho, una start-up es una empresa de nueva creación con el objetivo de perseguir el crecimiento empresarial. El estatus de start-up es generalmente temporal ya que el propósito es expandirse y eventualmente proceder a cotizar en bolsa.
Los requisitos que debe cumplir una start-up para ser definida como tal son:
En primer lugar, la escalabilidad se refiere al crecimiento exponencial, perseguido utilizando el menor número de recursos posible.
En segundo lugar, la replicabilidad inherente a la posibilidad de exportar el modelo de negocio al extranjero en poco tiempo.
La innovación intrínseca, en tercer lugar, refleja la necesidad de satisfacer una necesidad que nadie ha satisfecho antes.
La temporalidad, en último lugar, representa la transitoriedad de la fase de creación de la empresa.
El método utilizado inicialmente es el de ensayo y error, es decir, la experimentación con el modelo de negocio. Para ello, es necesario llevar a cabo un cuidadoso análisis del mercado con el fin de identificar la mejor estrategia que permita a la start-up crecer a gran escala.
Los costes relacionados con la investigación, la comercialización y el marketing, a diferencia de los incurridos en la puesta en marcha, pueden ser excesivos y superar los ingresos. Por lo tanto, se necesitan financiación e inversores para apoyar a la empresa y sus actividades.
Las start-ups innovadoras, en particular, gozan de características específicas y, sobre todo, de ciertas ventajas fiscales, administrativas y societarias. De hecho, este tipo de start-up produce y vende productos o servicios con un alto contenido tecnológico (la denominada "innovación abierta").
Es necesario que la start-up innovadora:
- no lleve establecida más de 60 meses;
- tenga su domicilio social en Italia o en otro Estado miembro de la UE con una sucursal en Italia;
- alcance un valor de producción anual no superior a 5 millones de euros a partir del segundo año de actividad;
- no distribuya beneficios.
El Decreto-Ley n.º 179/2012 (convertido por la Ley n.º 221/2012) introdujo en el ordenamiento jurídico italiano las facilidades para las empresas innovadoras de nueva creación, que deben inscribirse en la sección especial del Registro Mercantil para poder optar y disfrutar de los beneficios previstos.
El Decreto-Ley nº 34/2020 introdujo medidas para apoyar y fortalecer estas empresas. En concreto, existen incentivos fiscales para invertir en el capital de las empresas innovadoras de nueva creación, préstamos subvencionados, transformación sin complicaciones en PYME innovadoras, exención de las tasas de la Cámara de Comercio y de los derechos de timbre, y procedimientos simplificados en caso de quiebra.
Además, estas realidades disfrutan de desgravación fiscal por contrataciones indefinidas en el ámbito de la investigación y el desarrollo y tienen acceso preferente a la financiación a través del Fondo de Garantía PYME.
El Decreto Interministerial de 28 de diciembre de 2020 reguló los procedimientos para acceder a las bonificaciones previstas en el Reglamento (UE) nº 1407/2013 de la Comisión Europea (el llamado reglamento "de minimis"). En efecto, este Reglamento prevé una deducción del 50% del IRPEF a favor de las personas físicas que inviertan en el capital riesgo de empresas innovadoras de nueva creación o pymes innovadoras.
Este incentivo está disponible previa solicitud especial presentada por el representante legal de la start-up en la plataforma en línea "Incentivos fiscales en régimen de minimis para inversiones en start-ups y PYMEs innovadoras".
La inversión debe mantenerse durante al menos tres años y para las empresas innovadoras de nueva creación asciende a un máximo de 100.000 euros y para las PYME innovadoras a un máximo de 300.000 euros por cada período impositivo, hasta un máximo de 200.000 euros de ayuda "de minimis" en tres ejercicios fiscales.
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