Phishing y Spoofing: La nueva frontera de las estafas bancarias

Con el avance de la digitalización, las estafas en línea perpetradas por ciberdelincuentes se han vuelto cada vez más frecuentes. Una de las principales tácticas de estos delincuentes es el phishing bancario.

Esta técnica fraudulenta se realiza mediante mensajes, correos electrónicos o llamadas telefónicas, con el objetivo de engañar a las víctimas para que revelen sus datos de acceso bancario, permitiendo así a los estafadores sustraer fondos de sus cuentas. Este tipo de fraude bancario es especialmente difícil de detectar, ya que los perpetradores suelen ocultarse tras identidades ficticias y son capaces de asumir la apariencia de entidades bancarias mediante el uso de programas informáticos específicos.

Con el tiempo, los estafadores han desarrollado técnicas adicionales para engañar a las víctimas de manera aún más sofisticada. Entre ellas se encuentra el smishing, que utiliza mensajes SMS para enviar alertas fraudulentas, induciendo a la víctima a hacer clic en enlaces maliciosos o revelar información sensible. Por otro lado, el whaling es una forma particularmente compleja de phishing dirigida a perfiles de alto nivel, como CEOs, directores financieros o socios directivos. En estos casos, los atacantes utilizan técnicas de ingeniería social altamente manipuladoras a través de correos electrónicos personalizados que contienen datos personales.

Una de las prácticas más extendidas en los últimos años es el spoofing. Mediante esta técnica, los estafadores logran reproducir fielmente números de teléfono, correos electrónicos o páginas web idénticos a los originales. Esto les permite ganarse rápidamente la confianza de clientes desprevenidos, induciéndolos a facilitar datos bancarios o a realizar transferencias de dinero bajo la falsa impresión de una situación de alerta.

Dada la dificultad de rastrear al autor de un fraude de este tipo, generalmente cometido por personas con altos conocimientos informáticos y que a menudo implica la transferencia de dinero a cuentas bancarias extranjeras, es inevitable que la reclamación de indemnización por parte del particular se dirija al banco. La responsabilidad del banco debe evaluarse caso por caso.

La víctima de un fraude bancario puede, con la ayuda de un abogado, recurrir al ABF (Árbitro Bancario y Financiero), o a una entidad similar en su país de origen o donde hayan sucedido los hechos, (el principal sistema de resolución extrajudicial de litigios entre bancos y clientes).

En este caso en específico, el ABF suele resolver los recursos en un plazo de seis meses y, si prospera, ordena al banco que devuelva al cliente la suma sustraída ilícitamente. Según la evolución jurisprudencial en la materia, la carga de la prueba de la negligencia del usuario recae en el banco, que debe demostrar que ha implementado todas las medidas de seguridad adecuadas para proteger al cliente.

Un ejemplo de ello es en la sentencia nº 13204 de 2023, el Tribunal Supremo de Casación Italiano  se pronunció al respecto, afirmando que corresponde al banco, al que se exige una diligencia técnica evaluada según el estándar del banquero, demostrar que la transacción puede rastrearse hasta el cliente. Este principio subraya la necesidad de garantizar a los clientes bancarios una adecuada seguridad en el sistema, implicando que será el propio banco el que deberá probar la conducta dolosa o negligencia grave del cliente.

El bufete de abogados Giambrone & Partners, a través de su departamento especializado, compuesto por un equipo multidisciplinar de expertos en materia bancaria, civil y penal, presta asistencia y asesoramiento en todas las hipótesis de fraude bancario, tanto en vía judicial como extrajudicial, con el objetivo de recuperar las sumas fraudulentamente sustraídas.

 

Antonio Giuffré

Valentina Giarrusso